Si por algo destaca Toledo, no es sólo por su muralla natural formada por el Río Tajo sino, también, por el trazado amurallado de piedra que rodea parte de la ciudad y que está conformada por varias puertas, alguna de ellas, desconocidas hasta para los propios toledanos.
Una de ellas, la Puerta del Vado, forma parte de ese Toledo oculto y desconocido que, poco a poco, va saliendo a la luz.
Tenemos que tener en cuenta que, la muralla, no sólo era un elemento defensivo. Mostraba el poder que tenía la ciudad así como la delimitación a nivel jurídico, eclesiástico y económico.
Si te interesa visitar y conocer la historia de esta, así como de otras puertas que jalonan la muralla de Toledo, disponemos de nuestra ruta de visita guiada de Puertas y Murallas: el Toledo defensivo. ¡No te la pierdas!
Esta puerta se localiza en el actual Barrio de Antequeruela, muy cerca de las escaleras mecánicas de Safont así como de la Ronda del Granadal, punto de parada de los autobuses turísticos. Su construcción dataría de finales del siglo XI y comienzos del siglo XII.
Esta puerta se encuentra, en su mayor parte, enterrada. De ahí su atractivo y su conservación no habiendo sido, prácticamente, alterada. Tiene un nivel de conservación excepcional. Lo que podemos ver desde fuera, en sus inmediaciones sería la parte alta de lo que fue la Puerta del Vado.
Se ha documentado que, la parte alta de la puerta (lo visible) se usó para el cobro de impuestos hasta el s. XX.
El propio nombre de la Puerta del Vado proviene de que, al parecer, por esta zona era fácil vadear el río Tajo.
Si tienes la suerte de poder acceder a visitarla te recordará, por su similitud tipológica y dimensiones, a otra puerta de Toledo: la Puerta de Alfonso VI. Se trataría, pues, de una puerta gemela a la Puerta Vieja de Bisagra.
Su acceso es algo complicado ya que hay que bajar por una rampa estrecha, pero con encanto. Adentrándonos a ese Toledo Subterráneo que tanto llama la atención a nuestros visitantes.
Podemos decir que, la puerta, se estructura en varios niveles: el primer nivel (el más bajo de todos) donde se encuentra propiamente la puerta con un arco de herradura donde iba encajado el rastrillo. Un segundo nivel, centrado más en la defensa de la puerta, con aperturas al exterior. Y un tercer nivel, que cierra al resto, a modo de terraza. Los dos últimos niveles son los más visibles y los que pueden verse desde el exterior.
Durante su excavación y restauración se documentaron restos cerámicos, procedentes de los alfares que había en las inmediaciones y, cuyos deshechos, se arrojaban en esta zona. Esto se debe a que, la Puerta del Vado, formaba parte del antiguo arrabal de San Isidoro, un arrabal conformado por artesanos alfareros.
De hecho, toda esta cantidad de deshechos, cascotes y demás hicieron que la puerta quedase, prácticamente, enterrada.
En julio de 2018 se descubrió que la fachada de la Puerta del Vado estaba enterrada a unos 7,5 metros de profundidad. Fue, por estos tiempos, cuando se empezaron a acometer diferentes actuaciones con el objetivo de recuperar este espacio.
Previamente ya, entre los años 2001 y 2002 la Escuela Taller llevó a cabo una limpieza el espacio adecentándolo así para su visita.
Bibliografía: V.A.A. Las murallas de Toledo. Fundación Caja Madrid. 2004
