Una de las leyendas de amor que más os gusta escuchar en nuestras visitas guiadas por Toledo es, sin duda, la Leyenda del Pozo Amargo, una de las más románticas de la ciudad.
Muy cerca de la Catedral de Toledo y de la Plaza del Ayuntamiento, encontrarás la calle del Pozo Amargo, donde se ubica la escena de nuestra leyenda. Allí, solitario, encontrarás un bonito pozo que fue testigo de amores imposibles.
En el Toledo de las Tres Culturas dice la leyenda que, en este mismo lugar existía una gran casa con un frondoso jardín en su interior que reflejaba la riqueza del lugar. La casa pertenecía a uno de los judíos más ricos de su tiempo: Leví, un hombre de carácter serio y de gran creencia.
Sin embargo, si alguien le hacía doblegar su duro carácter era su bella hija, Raquel. La belleza de esta chica era sonada en toda la ciudad de Toledo.
Durante un atardecer, mientras Raquel se encontraba en su habitación, pudo escuchar unos pasos que se marcaban en el empedrado de la calle.
Presurosa, se asomó a través del aljimez y allí lo pudo ver: un caballero joven y hermoso, con aires de nobleza hicieron que su corazón latiese con tal fuerza que parecía que, de un momento a otro, se le saldría de su pecho. Ambos se cruzaron miradas de amor, que quitaron esa noche el sueño a Raquel.
Al poco tiempo, y tras las miradas furtivas de ambos a través de la ventana de los aposentos de Raquel, el joven saltaba la tapia que daba acceso al jardín y, aprovechando la oscuridad de la noche y los grandes árboles, se veían a escondidas, siendo el pozo que había en el centro testigo de sus amores. Toda la ciudad dormía menos esta pareja que hacían, de la noche toledana, testigo de su amor imposible.
Una judía con un cristiano… ¡No podía ser! Pero, todo era posible en la ciudad de las tres religiones… Los amores furtivos entre las diferentes culturas, estaban a la orden del día.
Cierta tarde, Leví, recibe la visita de un amigo. Tras una conversación de negocios, Leví le cuenta que nota a su hija triste… con la mirada perdida, que no era la misma desde hacía un tiempo…
Su amigo, conocedor de las habladurías que corrían por el barrio judío, le hace partícipe de la noticia:
Se que lo que voy a contarte te hará daño. Pero debes saberlo. Tu hija se está viendo con un apuesto caballero. Todas las noches, éste le visita en el jardín saltando por la tapia.
Leví, con una sonrisa tras conocer que la noticia no era tan grave, le contestó:
Mientras ese joven sea de buena familia y ame a mi hija con el corazón, no hay ningún problema ni nada por lo que preocuparse…
Al amigo de Leví, le cambió la cara y, con cierta pesadumbre le vino a comunicar la peor de las noticias:
Ese joven caballero no es judío como nosotros… ¡Es cristiano! Y, esta historia, esta de boca en boca por toda la ciudad…
Sin duda, esta fue la peor de las noticias que pudo recibir Leví. Él, que buscaba casar a su hija con algún judío importante de la ciudad…
Cuenta la leyenda que una noche, siendo conocedor Leví de la historia esperó a ver, desde la ventana de su habitación, al joven saltar la tapia.
Con la luz de la luna, en la oscuridad de la noche, pudo ver como una sombra saltaba la tapia con agilidad y se dirigía al brocal del pozo donde se encontraba su hija Raquel. Nada más llegar, vio como ambos se besaban y abrazaban.
Leví entro en cólera y, como poseído, cogió una daga que tenía en su habitación y salió para dirigirse al jardín.
Esta noche, sin duda, fue diferente para la pareja de enamorados. Cuando ambos se encontraban abrazados, el joven cristiano notó como algo le atravesaba la espada y le llegaba hasta su corazón. Raquel dio un fuerte grito al tiempo que notaba como su amor se iba soltando de su cuerpo y cayendo al suelo.
Los ojos de Raquel empezaron a soltar lágrimas y a mirar con desprecio a su padre… Había matado a su amor, pero, en cierta medida, sabía que esa noche había muerto también ella.
Cuenta la leyenda que, a partir de ese momento, todas las noches y a la misma hora Raquel se dirigía al pozo a recordar a su enamorado. Tantas lágrimas derramaba sobre el brocal del pozo que las aguas dulces de ese pozo se tornaron en amargas.
Pero la historia no quedó ahí… El pozo sería testigo de una tragedia más.
Cuenta la leyenda que, una de las noches en las que Raquel se encontraba recordando a su enamorado, fruto del amor que sentía aún por él y del reflejo de la luna, vio el rostro de su enamorado en el fondo del pozo…
Parecía que aún él estaba ahí, vivo, llamándola. Ella, sin pensárselo dos veces, se arrojó al interior con él y murió ahogada en las aguas de aquel lugar.
Leví había perdido, aquella noche, a su única razón de vivir.
Sin duda, es una leyenda trágica con un final que, precisamente, no acaba nada bien. Pero es un reflejo claro de los amores clandestinos que se debieron dar en el Toledo de las Tres Culturas y que serían situaciones muy habituales.
Si te acercas a visitar el Pozo Amargo, allí lo verás junto con una placa en la pared que recuerda esta historia. Uno de los rincones más románticos de la ciudad de Toledo.
Esta y muchas leyendas más te las contamos en nuestras rutas y visitas guiadas. ¡No te las pierdas!