El Puente de Alcántara será el primer puente que verás si vienes a Toledo desde la zona de Madrid, si llegas en autobús a la estación de autobuses de Toledo o si llegas en AVE.
Junto a él se encuentran los principales aparcamientos gratuitos de la ciudad (aparcamiento de Azarquiel y el aparcamiento que hay junto a la estación de autobuses).
Desde el puente de Azarquiel podrás hacerle la mejor foto antes de subir, por las escaleras mecánicas del Miradero, a la Plaza de Zocodover.
También, desde el puente, podrás hacer una bonita foto al castillo de San Sevando, situado en lo alto, junto a la Academia de Infantería.
A día de hoy, este castillo, es un albergue. Pero, podrás admirarlo desde este puente.
Historia del Puente de Alcántara
El Puente de Alcántara, ya desde la época romana (siglo III), fue uno de los accesos principales a la ciudad de Toledo debido a que, gracias a él, Toledo se comunicaba con otras ciudades como Segóbriga y Caesar Augusta (Zaragoza).
Un cruce de caminos, un punto de encuentro desde donde, también, partían caminos hacia el sur.
Ya sería cuando, a finales del siglo X, los árabes llevarían a cabo una reforma en él y le dieron el nombre de Alcántara (al-qantara), que vendría a significar “puente”. Dicha reforma fue llevada a cabo por Almanzor, en el año 997.
Posteriormente, en tiempos ya de Enrique I, se levantaría un torreón defensivo.
Hay que pensar que los puentes podían ser los puntos débiles de la ciudad, ya que por ahí se podía cruzar el río Tajo, que nos funcionaba de defensa natural, como foso. Una mala defensa de un puente suponía un gran punto débil por el que los enemigos podían entrar a la ciudad sin ningún impedimento.
El torreón pegado a la ciudad, también sería modificado en tiempos de los Reyes Católicos. De hecho, pueden verse sus armas decorando su muro en el parte interior (el yugo, las fechas y el escudo).
A través del puente de Alcántara también se podían controlar las mercancías que entraban a la ciudad a través de un impuesto llamado pontazgo.
El derecho de pontazgo se trataba de un impuesto de origen medieval que se cobraba a las personas que atravesaban un puente.
La cantidad a pagar iba a depender de su lugar de procedencia, las mercancías que pretendía entrar a la ciudad. Dependiendo de tu origen, podía darse el caso de que estuvieras exento de pagar este impuesto.
El pontazgo era similar al portazgo (ubicado en las puertas de entrada a las ciudades).
De hecho, los vecinos de los Montes de Toledo, solían estar exentos de este tributo a la hora de acceder a Toledo con sus mercancías para el mercado.
Vistas desde el puente
No te vayas de Toledo sin cruzar por el Puente de Alcántara ya que, justo al lado, podrás ver restos del antiguo acueducto romano que abastecía Toledo y que traía el agua desde la presa de Alcantarilla.
La subida del agua desde el río hasta la parte alta de la ciudad siempre fue un tema complicado. Los propios romanos tuvieron que abastecerla a través de este acueducto que existió en esta zona.
También, en esta zona, se ubicó el famoso «artificio de Juanelo Turriano» (así lo llamó el Greco), un ingenio que ideó este relojero para subir el agua desde el propio río hasta los palacios (el alcázar).
Además, justo por debajo pasa la senda ecológica, un paseo muy agradable por la rivera del río tajo y su entorno.
Muy recomendable hacerlo al atardecer; Puedes ir hasta el puente de San Martín o, alejarte un poco de la ciudad, en dirección al Palacio de Galiana, que podrás ver desde fuera (el palacio que se ubica justo detrás de la estación del AVE).
El Puente de Alcántara, en el año 1921, fue declarado Monumento Nacional. Además, uno de los mejores momentos y cuando más está decorado este puente en durante las fiestas navideñas.
El puente se llena de luces, convirtiéndolo en un lugar mágico. ¡No te lo pierdas!