Sin duda, si hay un monumento que recibe miles de visitas a lo largo del año es la Catedral de Toledo. Un edificio donde puedes pasarte horas y horas admirando su belleza, sus obras de arte, su tesoro… Una construcción medieval de gran valor patrimonial que no debes perderte en tu visita a Toledo.
La Historia de la «Dives Toledana»
Su construcción comienza en el año 1227 por orden del Arzobispo Ximenez de Rada y Fernando III «El Santo».
¿Sabías que se construye sobre los cimientos de una Basílica Visigoda que hubo en ese mismo lugar y que luego pasó a ser la Mezquita Mayor de Toledo en la época árabe?
Principales edificios religiosos ubicados, prácticamente, en el centro del casco antiguo de la ciudad.
Las Puertas de la Catedral de Toledo
La Catedral cuenta con varias puertas, aunque la que se usa para entrar a visitarla es la Puerta Llana, la más moderna y conocida así porque, para su acceso al interior, no hay rampas ni escalones, algo que sí ocurre si entrásemos por el resto de puertas.
Junto a la Puerta Llana tenemos la Puerta de los Leones, la puerta del Reloj (también conocida como la de Chapinería o de las Ollas) donde te llamará la atención su reloj, con una sola aguja destinado a marcar las horas canónicas; la Puerta del Perdón (la principal, ubicada en la fachada), la Puerta del Jucio y la Puerta de las Palmas (o Puerta de la Torre).
Si nos adentramos al interior por la Puerta Llana, justo a mano izquierda está la capilla mozárabe. Como curiosidad, todos días ahí se celebra misa en Rito Hispano-Mozárabe, el legado que nos ha dejado el pueblo mozárabe, aquellos cristianos que se quedaron conviviendo con los musulmanes tras la llegada de éstos a la ciudad. Este rito fue su seña de identidad.
La misa del Corpus Christi, nuestra festividad más famosa, también se lleva a cabo en este rito.
El interior de la Catedral Primada
En su interior, como curiosidad, está el chapelo cardenalicio, en la capilla mozárabe hay una excepción ya que está el del Cardenal Cisneros pero no está su tumba ya que renunció a estar enterrado ahí, se enterró en Alcalá de Henares.
También destaca el mosaico de la Concepción, traído desde Italia y que fue dañado, según unos por su caída al mar y, según otros, por la fermentación de la paja y serrín que se usaron para su protección, y fue una donación de Lorenzana.
Continuando por las puertas, nos encontraremos con la Capilla de la Descensión. Ahí se conserva, a mano derecha, la piedra donde se dice que la Virgen puso los pies al descender del cielo para obsequiar con una casulla de finos hilos de oro y de plata a San Ildefonso, obispo visigodo, por defender a ultranza la virginidad de la virgen.
«Es devoción, pasar a tocarla, y los Toledanos tenemos mucha devoción por esa piedra.»
Es mucha información, pero sólo ‘para abrir boca’, tenéis más detalles en nuestra
Justo detrás, tendremos una de las salidas al Claustro del siglo XIV. Ahí podremos ver la Puerta del Mollete, llamada así porque todos los días se daba un mollete de pan a los pobres que hasta allí se acercaban.
Se dice, incluso, que el hombre de Palo que hizo Juanelo Turriano, bajaba a recoger el mollete para su amo….
Volvemos al interior, y en la capilla de Santiago, llegó a haber una especie de autómata del Condestable Álvaro de Luna que, durante la consagración, se arrodillaba.
Se dice que acabó siendo destruida por sus enemigos. Hubiese sido interesante que se hubiera podido conservar…
También podemos observar, como dato curioso, el pilar que hay al lado de la puerta del reloj. El propio Sixto Ramón Párro daba del dato de que ahí se dejaba a los niños expósitos y limosnas para las instituciones donde se criaban, que normalmente eran llevados al Hospital de Santa Cruz.
Justamente al lado, otro detalle es, que a la entrada de la Capilla Mayor, en el pilar izquierdo podemos ver la estatua de Martín Alhaja. ¿De quién se trata? Si nos fijamos, porta una especie de bastón.
Se trata del pastor que dio información en la Batalla de las Navas de Tolosa al rey Alfonso VIII.
Justo en el pilar del otro lado aparece la estatua de Abu Walid, encargado de mandar un mensaje a Alfonso VI para evitar un ataque a la Mezquita mayor y para que respetase su culto en ella.
Otro de los lugares que suele impresionar es el famoso Transparente, obra de Narciso Tomé. Obra barroca del siglo XVIII que no deja indiferente al que por allí pasa. Si te fijas en la ventana de arriba, por donde entra la luz, podrás ver que, a mano izquierda hay un angelito que sujeta una columna que parece tambalearse.
Guiño que hizo Narciso Tomé a todos aquellos que criticaban su obra, pensando que no iba a ser posible y que todo se vendría abajo. Sin duda un detalle curioso.
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