En lo alto, al otro lado del río Tajo, junto a la Academia de Infantería de Toledo y frente al Alcázar, se encuentra el Castillo de San Servando, controlando la entrada a la ciudad por el Puente de Alcántara, sobre el cual se asienta. De hecho es, desde este mismo puente, donde puedes sacar una de las fotos más bonitas de esta fortaleza.
Fue mandado levantar por el rey Alfonso VI, tras la reconquista de Toledo. En origen fue un monasterio que, el rey, puso bajo la advocación de los santos Servando y Germano.
Tras diferentes momentos de crisis que sufre la ciudad de Toledo, como los ataques por parte de los Almorávides, los monjes abandonaron el lugar. No sería ya, hasta el siglo XIV, cuando vuelve a adoptar el carácter militar que poseía en el contexto del enfrentamiento entre Pedro I el Cruel y Enrique II de Trastámara.
El arzobispo don Pedro Tenorio se encargaría de su reconstrucción puesto que, el castillo, se encontraba bastante deteriorado. Dicha reforma va a terminar en el año 1389 momento en el que, Enrique III cede la tenencia del Castillo de San Servando a don Pedro López de Ayala, alcaide mayor de la ciudad de Toledo.
Pero, enseguida el castillo, volverá a caer en ruina. Además, a mediados del siglo XIX tuvo uso de polvorín hasta que se acabó sacando a subasta pública.
El 26 de agosto de 1974 se declaró monumento nacional, siendo así el primer castillo declarado como tal.
En 1920 se llevaron a cabo trabajos arqueológicos en el interior del patio y donde se documentaron tumbas medievales excavadas en la propia roca.
No sería ya, hasta el año 1958 cuando se inauguró, en este lugar, un colegio menor. A día de hoy, el castillo de San Servando, tiene uso de albergue juvenil. También, en su salón de actos, se celebran conferencias, presentaciones de libros así como congresos de misterio.
La leyenda del Fantasma de San Servando
Si por algo es conocido también este enclave, es por la famosa leyenda que se cuenta del lugar: El Fantasma de San Servando.
Cuenta la leyenda que, una noche fría de noviembre, mientras los caballeros templarios descansaban entre sus muros, unos fuertes golpes en la puerta del castillo rompieron el silencio del lugar.
Esa noche le tocaba hacer guardia a don Nuño Alvear, templario que no había llevado una vida ejemplar y de la que, cada noche, se arrepentía.
Son muchos los malos recuerdos que le vienen a su mente y que intentaba apartar a toda costa. Además, una figura negra se aparecía en sus pensamientos y en sus sueños.
Los golpes se repitieron. Nuño, pensando que podía ser algún peregrino extraviado, bajó raudo a abrir la puerta. Se encontró con lo que parecía ser una mujer muy mayor, vestida de negro, que se apoyaba sobre un bastón.
- ¿Quién eres y qué horas son estas de venir al castillo? – preguntó don Nuño.
- Soy quien te atormenta todas las noches. Soy la muerte, a la que tanto temes. He venido a por ti para hacerte pagar todo lo malo que has hecho en vida.
Entre las llamas de la chimenea, don Nuño pudo distinguir escenas de todas las cosas malas que había hecho a lo largo de su vida… Un recuerdo tras otro, reflejado en aquellas imágenes espectrales que salían del fuego.
Cuenta la leyenda que, a la mañana siguiente, el resto de templarios se encontraron con el cuerpo sin vida de don Nuño, frente a la chimenea.
Esa noche, la mismísima muerte había venido a por él para hacerle pagar todo lo malo. Hay quien cuenta que, el espíritu de don Nuño Alvear, sigue vagando por las estancias y corredores del castillo intentando redimir todo lo malo que había hecho.
Si quieres conocer más detalles de la leyenda y de la historia del Castillo de San Servando, no te pierdas nuestra ruta sobre Templarios y su barrio en Toledo, donde recorremos su barrio así como alguna de sus leyendas.
Si te acercas por el castillo, puedes disfrutar de su cafetería y su terraza, desde donde tendrás unas vistas inmejorables al casco antiguo de Toledo. Un buen plan para las noches de verano. ¡No te lo puedes perder!